Historia de la Industria y el Comercio - primera parte

Economía e Historia Económica: Ambas estudian los bienes y servicios que producen las sociedades, sus cantidades, las ofertas- las demandas y el mercado de los mismos, los recursos naturales, la tecnología, los contextos institucionales. La diferencia radica en el enfoque de cada una: mientras que la economía radica su campo de acción en el aquí y el ahora y su proyección hacia el futuro, la historia económica “se plantea el problema del acontecer, de los procesos, de las tendencias a largo plazo y de los factores de cambio de las estructuras socio - económicas en el tiempo” (Historia Económica y Social General-, pág.: 1, Edit. Macchi, García Molina, Berenblum, Saborido, Barbero).

Al dirigir nuestra mirada hacia el pasado, emerge el problema de las fuentes dado la escasez de fuentes documentales específicas.

También debemos enfrentarnos al estudio de la velocidad y amplitud del cambio. Si bien en los períodos anteriores los cambios fueron muy lentos en el tiempo, desde mediados del siglo XVIII, con la Revolución Industrial, las transformaciones en los diferentes órdenes han sido de tal magnitud y profundidad, que han modificado las estructuras de la economía y la sociedad. Desde la aparición de la máquina a vapor hasta la robotización; desde las primeras luchas de los asalariados hasta la flexibilidad laboral, desde la urbanización al gigantismo de las ciudades; desde la revolución de los transportes y de comunicación hasta la instalación de Internet; desde el primer desarrollo industrial hasta la insondable brecha entre países pobres y ricos; la globalización y la era post - industrial. Frente a ello es menester tener bien presentes las continuidades y las rupturas.

Es innegable que resulta aventurado predecir el futuro económico, y en numerosas oportunidades los economistas se han llevado grandes sorpresas, por no entender el presente poniendo nuestros ojos en el pasado, pues aquel contendrá importantes componentes de éste, "Lo que se crea como certeza en materia económica en un momento dado encontrará, sin duda, profundas raíces en la historia. Sólo en la medida en que dichas raíces son objeto de comprensión, sólo si se atiende a las enseñanzas del pasado en materia de precios y producción, de empleo y desempleo, de distribución de la renta y de la riqueza, del ahorro y de la inversión, podrá entenderse el presente" (H. E. y Social Gral. Pág.2, de Galbraith, J.K. en H. de la Economía, Bs. As.).

En conclusión, podemos decir con Rondo Cameron (H. E. Mundial. Desde el Paleolítico hasta el presente, Madrid, 1995) que: crecimiento económico es el aumento sostenido del producto de bienes y servicios que se elaboran en una sociedad dada como totalidad o per cápita, es decir, en proporción a la población" (H. E. y S. gral. op. Cit, Pág.2). Concepto que resulta el mayor aporte de la historia económica.

En el tema de desarrollo económico, siguiendo a Rondo Cameron en la obra citada, podemos definirlo como: el crecimiento económico acompañado por una modificación sustancial de las estructuras económicas, es decir, las relaciones que vinculan a los diversos sectores -primario, secundario y terciario -entre si" (H. E. y S. Oral-, op. Cit. Pág.3).

Como todos los hechos y procesos gestados y concretados por el hombre en todos los planos de su quehacer, el desarrollo económico no responde a una línea unidireccional, como tampoco a una versión monocausal, sino que responde a las complejidades propias de los procesos sociales. En este marco, los estudiosos Shepard B. Clough y Richard T. Rapp, en H. E. de Europa "El desarrollo económico de la civilización occidental” 3ra. Ed. Barcelona, 1990, han señalado una serie de factores de cambio en el desarrollo económico a saber:

· Las necesidades físicas y culturales de las personas, que generan la producción de bienes y servicios destinados a satisfacerlas;

· Los recursos tanto naturales como humanos, de los que se dispone;

· Las técnicas que es necesario conocer y aplicar;

· La disponibilidad y el uso del ahorro y de la inversión;

· La organización de la empresa comercial;

· La distribución mas homogénea del poder adquisitivo;

· Las condiciones generales que permiten el funcionamiento de la economía.

Sostiene R. Cameron que al clásico conjunto de factores de la producción: la tierra - recurso natural -, el trabajo - recurso humano -, y el capital - ahorro e inversión -, agregamos el factor empresarial y debemos sumar los factores culturales, los tecnológicos y los institucionales, reconociendo que todos ellos están íntimamente ligados entre sí, resultando los más preponderantes los factores de cambio tecnológicos e institucionales, para la dinámica del proceso económico.

En ese análisis del cambio económico, la historia requiere contar con una amplia clasificación de los factores determinantes del producto, siendo el historiador el que descubre y pondera el impacto, que los factores no estrictamente económicos que pueden originarse en cualquier sector del contexto socioinstitucional, ejercen sobre los fenómenos económicos.

Así como encontramos factores de cambio, también nos enfrentamos a los condicionamientos del cambio, que emergen en toda sociedad, en el estudio del desarrollo económico, por lo menos debemos tener presente los siguientes:

· La imposibilidad de que la población creciera más de lo que la economía estaba en condiciones tecnológicas de mantener;

· La escasa dotación de recursos naturales o su agotamiento;

· La rigidez o cristalización de las instituciones como producto de la supremacía de actores sociales dominantes.

VISION DE LA PREHISTORIA Y LA ANTIGÜEDAD

La economía en la prehistoria.

La economía de la prehistoria presenta características especiales. Se inicia aproximadamente hace 1.990.000 años; en el sur de Africa con los primeros homínidos llegando hasta hace unos 9.000 años en el Asia anterior. Evoluciona de una economía depredadora hacia una economía que inicia el dominio de la naturaleza. La división más común y simple es: Paleolítico y Neolítico.

Paleolítico: Enorme extensión en el tiempo en el cual el hombre evoluciona en su forma biológica, desarrolla su inteligencia, para adquirir sus características actuales: homo sapiens. En su transcurso esta criatura muy probablemente omnívora de tubérculos, bayas y frutos secos, completan su dieta con pequeños animales, insectos, pescado; vivieron, particularmente en los últimos años de la caza -el varón- y de la recolección de frutos -la mujer- viviendo al aire libre o en simples chozas en los períodos interglaciares o se refugia en las grutas y/o cavernas durante los glaciares. Sus herramientas rudimentarias son de piedra, huesos y muy posiblemente madera -aunque hay escasos restos de ésta-, el trabajo lítico evoluciona adquiriendo las formas de los diferentes útiles: cuchillos, lanzas, raspadores, entre otros. Hacia el final del período, la evolución se acelera en los últimos 50.000 años, en la organización social: desarrollo de las pautas matrimoniales y de parentesco, la prohibición del incesto era universal, integran bandas o tribus de una media docena de familias, migratorias, pero dentro de un área determinada, siendo esencialmente cazador, la evolución tecnológica muestra un gran avance en instrumentos líticos, hueso, para la caza de bisontes, mamut, reno, caballo salvaje, conoce el fuego; en el orden cultural y religioso muestra un arte rupestre cantábrico-pirenaico con escenas de animales de un realismo y belleza extraordinarias, reflejo de hechos económicos, religiosos. Estos hombres, como es de suponer, estaban expuestos a ciclos recurrentes de hambre y comida abundante, sobreviviendo los más fuertes. En el transcurso de los milenios la evolución biológica logró la plenitud de su dimensión humana, mientras que continuó la evolución social y el desarrollo tecnológico. EI final del periodo cultural coincide con los cambios climáticos y la conformación de las condiciones generales actuales, circunstancia que exigirá a los diferentes grupos humanos adaptarse a las nuevas circunstancias.

Neolítico: No sabemos si existió relación con los cambios climáticos, pero en la región del Cercano y Medio Oriente, particularmente, se producen una serie de innovaciones muy importantes en el plano tecnológico. Se observa una mayor complejidad en los bienes y objetos prácticos y artísticos logrados por el hombre. Este logra una gradual independencia de la naturaleza e inicia su previsión por el futuro. A través de la mujer y del varón descubre la agricultura, y la ganadería respectivamente, siendo el escenario de estos hechos las alturas medias que rodean la Mesopotamia asiática en la región del Asia Anterior hace aproximadamente unos 9000 a 8000 años. No implica un nuevo grupo humano, sino que es el mismo que los últimos 25.000 años, quien ante las circunstancias, en estrecha vinculación con las especies vegetales y animales, producen, lo que ha sido denominada “revolución neolítica”. Las características culturales y tecnológicas principales: domesticación de los animales: oveja, etc.; práctica de la agricultura: trigo, cebada, etc., todo ello logrado con elementales herramientas de madera y piedra, denominada “cultura de la azada”. Avanzando el tiempo se conocen las primeras aldehuelas (pequeñas aldeas), sedentarizando la vida, en las que probablemente la propiedad de la tierra y el ganado era colectiva; se descubre la cerámica, cestería, hilado y tejido -tecnología textil-, el trabajo en - mimbre, minería, apareciendo la división del trabajo por sexo y edad, que brinda especialización y esto lleva a una mayor eficacia y progreso tecnológico. Todos estos avances, innovaciones a través de tribus migratorias, el trueque, el comercio silencioso, se fueron difundiendo. En éstas primeras aldehuelas o aldeas agrícolas, más allá de uno o unas personas que gozasen de una situación especial por sus conocimientos u otra condición de liderazgo, nadie estaba exento del trabajo, todos debían hacerlo, siendo condición de los recursos y la tecnología. Todos estos factores promueven un crecimiento demográfico sustentado en la capacidad de alimentar a una mayor población, siendo la provisión de alimentos más regular y segura. Mientras tanto, la división del trabajo y la especialización van señalando los más dotados para hacer frente a las nuevas necesidades, nuevos desafíos, así el mejor cazador del paleolítico da paso al guerrero inteligente en la conducción de la tribu y desde este la aparición del soberano, más adelante, se da naturalmente. Dejemos claramente expresado que estos cambios, innovaciones se produjeron en un periodo de cientos, posiblemente miles de años, fueron sumamente graduales, e incluso muchos de los que los experimentaron no fueron conscientes de la trascendencia de los mismos.

Mientras estos desarrollos inician su expansión hacia el E. y el O. en un largo camino que los llevará hacia las orillas oceánicas orientales y occidentales, en la región de origen se suceden nuevos aportes que van transformado la sociedad y su economía.

Entre los milenos sexto, quinto y cuarto en diversas zonas de la región se conocen sucesivamente el cobre y el bronce, produciendo diferente objetos, pero sin suplantar totalmente a los otros materiales, en el mismo marco geográfico, Nace la Metalurgia; las aldeas de labradores o aldeas agrícolas, algunas muy desarrolladas, incluso con defensas de piedra (Jericó) se transforman en ciudades que serán asiento de la primera de las grandes civilizaciones en la Baja Mesopotamia: Sumer. La base económica es la agricultura muy productiva en tierras pantanosas, sujetas a inundaciones anuales, pero con excelentes rendimientos. Esta civilización supone una mayor complejidad en la división del trabajo y en la organización económica. Aparece el torno del alfarero, horno de cocción, vehículos con rueda, arado de madera, la vela en los navíos. La construcción con ladrillos, arados, carretas son base de un artesanado de ocupación permanente y con mejor retribución; se intensifican los intercambios regionales, nacen las formas políticas, aparece la escritura, se reconoce una medida de valor: el baremo, nace la civilización urbana: la ciudad. Desde la Baja Mesopotamia se expande hacia el N. de Africa, la desembocadura del Nilo: Egipto y hacia el valle del Indo -India- y en la misma Mesopotamia hacia el N. en la región de Acad, con la ciudad de Babilonia.